miércoles, 2 de septiembre de 2020

El maestro traicionado. Marco Denevi.

 Se celebraba la última cena.

—¡Todos te aman, oh Maestro! –dijo uno de los discípulos.

—Todos no —respondió gravemente el Maestro—. Conozco a alguien que me tiene envidia y, en la primera oportunidad que se le presente, me venderá por treinta dineros.

—Ya sé a quién aludes –exclamó el discípulo—. También a mí me habló mal de ti.

—Y a mí —añadió otro discípulo.

—Y a mí, y a mí –dijeron todos los demás (todos menos uno, que permanecía silencioso).

—Pero es el único –prosiguió el que había hablado primero—. Y para probártelo, diremos a coro su nombre.

Los discípulos (todos, menos aquel que se mantenía mudo) se miraron, contaron hasta tres y gritaron el nombre del traidor.

Las murallas de la ciudad vacilaron con el estrépito, pues los discípulos eran muchos y cada uno había gritado un nombre distinto.

Entonces el que no había hablado salió a la calle y, libre de remordimientos, consumó su traición.



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