Había una vez un muchacho llamado Juan, al que todos apodaban “en tonto” porque parecía creerse todo lo que le decían, aunque fueran las mentiras más grandes del mundo.
Tenía por patrón a un hombre muy bromista que en cierta ocasión y deseando reírse de él, lo invitó a su casa a cenar, pues había carneado un chanco. Terminado el trabajo Juan fue a su rancho, se lavó, peinó, se puso unos pantalones nuevos y montando en su burro fue a casa de su patrón.
-¡Qué buen mozo te has venido muchacho!- exclamó al verlo –Vení, sentate que vamos a charlar un rato.
Y señalando los pantalones de Juan preguntó:
-¿Cómo se llama eso qué traes puesto? –Pantalones patrón.
-¡No tonto! Se llaman garabaltas – ¡Garabaltas! –Dijo Juan y se calló.
-¿A ver decime, cómo se llama eso?- le preguntó después el patrón señalando las alpargatas que tenía puestas. – ¡Pero patrón!, no me va a decir que no lo sabe, se llaman alpargatas, -sos vos el que no sabe: se llaman chirimiques.
-¡Chirimiques! –repitió Juan, asombrado. –Pero cómo puede ser que un muchacho como vos sea tan zonzo y no sepa cosas tan simples. Mientras esperamos que el asado esté listo, voy a enseñarte algunas cosas más. ¿A ver decime cómo se llama eso? -preguntó señalando al gato que dormía tranquilamente junto al fuego.
-¡Pero si es un gato patrón! –No, no, no, se llama avecazaratas -¡Avecazaratas! –Así es, ¿y a eso como lo llamas? –Fuego, patrón - ¡-no, no, no! Se llama alumbrancia. - ¡Alumbrancia! –Así es, pero vení, vamos a comer.
Mientras cenaban el patrón, que seguí con muchas ganas de burlarse de Juan, continuó preguntándole: -y eso ¿cómo se llama? –Pero patrón, es agua –No, hombre, es aclarancia - ¡Aclarancia!- repitió Juan. –Decime ahora, ¿cómo se llama eso que está afuera y se ve por la ventana? -¡Ah! Es un hermoso trigal, patrón- contesto rápidamente el muchacho. –No, Juan se llama bitoque.
-¡Bitoque! – Permanecieron callados un rato pero el patrón que se había propuesto reír toda la noche del muchacho, continuó preguntando:
-¿Viniste caminando Juan? – No patrón, en mi burro. – Pero no se llama burro, Juan, se llama filitroque - ¡Filitroque! – repitió. Terminaron de comer y sobre el asador quedaron varios chorizos, Juan al verlos dijo: - Que pena, patrón, que han quedado esos chorizos sin comer.
-¿Cómo los llamaste? –Cho-ri-zos. – Juan, se llaman filitraca - ¡Filitraca!
-Sí, sí, filitraca, y podés llevártelos si querés. Yo me voy a dormir, mañana tengo que madrugar- dijo el patrón, con ganas locas de salir de la cocina, para poder reírse de todas las tonterías que le hiciera creer a Juan.
Quedó el muchacho sentado junto al fuego, pensando en todo lo que le había dicho su patrón. Cuando de pronto saltó una brasa que cayó justo sobre el lomo del gato que dormía junto al fuego. El animal al sentir que se le quemaba el lomo, salió corriendo en dirección al trigal. Juan vió que comenzaba a incendiarse el trigo…, y gritó al patrón:
-Patrón, póngase los chirimiques y también las garabaltas
que el avecazaratas se ha ido vestido de alumbrancia
y si no viene con aclarancia se le quemará el bitoque.
¡Yo me voy en filitroque y me llevo la filitraca!
Al oír los gritos de Juan pero sin entender una sola palabra de lo que decía, el patrón salió corriendo. Y encontró el trigal envuelto en llamas. El esplendor del fuego iluminaba todo el campo y a su luz pudo ver a Juan montado en el burro se iba llevando los chorizos que habían quedado y lo saludaba con la mano.
Tenía por patrón a un hombre muy bromista que en cierta ocasión y deseando reírse de él, lo invitó a su casa a cenar, pues había carneado un chanco. Terminado el trabajo Juan fue a su rancho, se lavó, peinó, se puso unos pantalones nuevos y montando en su burro fue a casa de su patrón.
-¡Qué buen mozo te has venido muchacho!- exclamó al verlo –Vení, sentate que vamos a charlar un rato.
Y señalando los pantalones de Juan preguntó:
-¿Cómo se llama eso qué traes puesto? –Pantalones patrón.
-¡No tonto! Se llaman garabaltas – ¡Garabaltas! –Dijo Juan y se calló.
-¿A ver decime, cómo se llama eso?- le preguntó después el patrón señalando las alpargatas que tenía puestas. – ¡Pero patrón!, no me va a decir que no lo sabe, se llaman alpargatas, -sos vos el que no sabe: se llaman chirimiques.
-¡Chirimiques! –repitió Juan, asombrado. –Pero cómo puede ser que un muchacho como vos sea tan zonzo y no sepa cosas tan simples. Mientras esperamos que el asado esté listo, voy a enseñarte algunas cosas más. ¿A ver decime cómo se llama eso? -preguntó señalando al gato que dormía tranquilamente junto al fuego.
-¡Pero si es un gato patrón! –No, no, no, se llama avecazaratas -¡Avecazaratas! –Así es, ¿y a eso como lo llamas? –Fuego, patrón - ¡-no, no, no! Se llama alumbrancia. - ¡Alumbrancia! –Así es, pero vení, vamos a comer.
Mientras cenaban el patrón, que seguí con muchas ganas de burlarse de Juan, continuó preguntándole: -y eso ¿cómo se llama? –Pero patrón, es agua –No, hombre, es aclarancia - ¡Aclarancia!- repitió Juan. –Decime ahora, ¿cómo se llama eso que está afuera y se ve por la ventana? -¡Ah! Es un hermoso trigal, patrón- contesto rápidamente el muchacho. –No, Juan se llama bitoque.
-¡Bitoque! – Permanecieron callados un rato pero el patrón que se había propuesto reír toda la noche del muchacho, continuó preguntando:
-¿Viniste caminando Juan? – No patrón, en mi burro. – Pero no se llama burro, Juan, se llama filitroque - ¡Filitroque! – repitió. Terminaron de comer y sobre el asador quedaron varios chorizos, Juan al verlos dijo: - Que pena, patrón, que han quedado esos chorizos sin comer.
-¿Cómo los llamaste? –Cho-ri-zos. – Juan, se llaman filitraca - ¡Filitraca!
-Sí, sí, filitraca, y podés llevártelos si querés. Yo me voy a dormir, mañana tengo que madrugar- dijo el patrón, con ganas locas de salir de la cocina, para poder reírse de todas las tonterías que le hiciera creer a Juan.
Quedó el muchacho sentado junto al fuego, pensando en todo lo que le había dicho su patrón. Cuando de pronto saltó una brasa que cayó justo sobre el lomo del gato que dormía junto al fuego. El animal al sentir que se le quemaba el lomo, salió corriendo en dirección al trigal. Juan vió que comenzaba a incendiarse el trigo…, y gritó al patrón:
-Patrón, póngase los chirimiques y también las garabaltas
que el avecazaratas se ha ido vestido de alumbrancia
y si no viene con aclarancia se le quemará el bitoque.
¡Yo me voy en filitroque y me llevo la filitraca!
Al oír los gritos de Juan pero sin entender una sola palabra de lo que decía, el patrón salió corriendo. Y encontró el trigal envuelto en llamas. El esplendor del fuego iluminaba todo el campo y a su luz pudo ver a Juan montado en el burro se iba llevando los chorizos que habían quedado y lo saludaba con la mano.
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